lunes, noviembre 30, 2009

dos poemes

A pesar de lo que haga suponer mi nombre, jamás he escrito ni siquiera una línea en catalán. Alguna vez he traducido poemas y ensayos de escritores catalanes, y en tiempos incluso una amplia muestra de los diarios ingleses del historiador Ferran Soldevilla, que pasó parte de la década de 1920 en la Universidad de Liverpool. Por eso me ha hecho tanta ilusión el gesto del espléndido poeta José Luis García Herrera, que ha colgado en su bitácora una traducción catalana de mis poemas «Sylvia Plath» y «Viejo poeta» (ahora convertido en «Vell poeta»). Han quedado francamente bien, con esa sonoridad más cortante y concisa del catalán (por algo es mejor lengua que la nuestra para traducir la poesía en inglés). José Luis ha logrado tomar esos dos viejos poemas (al menos para mí) y darles nueva vida. Un esfuerzo de aclimatación que nunca le agradeceré bastante.

5 comentarios:

Jorge Ordaz dijo...

Pues, sí, amigo Jordi, tus poemas "suenan" francamente bien en catalán.
Mis felicitaciones también al traductor.
Un abrazo.

Juan Antonio Millón dijo...

Es una buena noticia, Jordi, la versión catalana de tus poemas. Enorgullece ver cómo se vierten las palabras en nuevos morfemas -aunque en este caso la contigüidad lingüística no lo haga tan extraño- y en nuevas sintaxis, trasegando el sentido de las mismas. Mi enhorabuena. Me ha llamado la atención tu expresión "darles nueva vida", porque que otra cosa, si no,es la traducción: vida añadida, renuevo de los signos y los símbolos.

Jordi Sosa dijo...

tio, coloca las "etiquetas" abajo de los "enlaces", es una grosería lo que tienes de etiquetas y más encima de tus, se supone, blogs amigos.

Jordi Doce dijo...

Que alguien que abre su mensaje con "tío" para llamarme la atención sin conocerme de nada y acusarme de grosería ya es, como se suele decir, el colmo. Por esta vez te publico el comentario, pero la próxima ya puedas cambiar de tono.

Cassioppeaboreal dijo...

Ciertamente pulula uns serie de extraños personajes por la red.
Admiro tu generosidad -y tu enorme tolerancia- al publicarlos.
Como siempre, desde Córdoba, Argentina,
Gabriela.