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El agua de los barrenderos, oscura y lenguaraz sobre la calle recocida. Un alivio, una tregua en el aire. Umbría. Pensar en la palabra y sentir cómo prende en la piel, cómo lava los ojos. La sangre es verdinegra. La sangre es clara como el agua que sube del asfalto y prolonga la noche. Si no sabes adónde vas, cualquier camino es bueno. Si no sabes. Una esponja contra la cara. Mangueras manirrotas, una voz que interpela sin esperar respuesta. El santo y seña de la madrugada.
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6 comentarios:
La ciudad también es un cuerpo y se duele y lamenta.
Umbría exige sol, pero en días así la huella pegajosa sigue brillando hasta, como bien dices, las altas horas. Y hablando de santo y seña..., se me ocurre lo obvio (!): (pero)¡quién vive?, como se decía al final de Blade Runner, cuya atmósfera he visto reflejarse en este apunte agudo, refrescante, alertador.
El agua de los barrenderos, con sus mangueras, oscura y lenguaraz sobre la calle recocida. Un alivio, apenas pensado, una tregua en el aire, donde se palpitaba infierno. Umbría, azúcar. Pensar en la palabra y sentir cómo prende en la piel, cómo lava los ojos, cómo besa los labios. La sangre es verdinegra. La sangre es clara como el agua que sube del asfalto y prolonga esta noche de escorbuto. Si no sabes adónde vas, cualquier camino es bueno. Gato. Si no sabes... Una esponja contra la cara. Mangueras manirrotas, una voz que interpela sin esperar respuesta. El santo y seña de la madrugada. Adiós.
El agua de los barrenderos, con sus mangueras, oscura y lenguaraz sobre la calle recocida. Un alivio, apenas pensado, una tregua en el aire, donde se palpitaba infierno. Umbría, azúcar. Pensar en la palabra y sentir cómo prende en la piel, cómo lava los ojos, cómo besa los labios. La sangre es verdinegra. La sangre es clara como el agua que sube del asfalto y prolonga esta noche de escorbuto. Si no sabes adónde vas, cualquier camino es bueno. Gato. Si no sabes... Una esponja contra la cara. Mangueras manirrotas, una voz que interpela sin esperar respuesta. El santo y seña de la madrugada. Adiós.
Era de Kino, please.
Un apunte callejero girondiano.
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