Semana de sueños
vívidos, extravagantes. Incluido alguno de esos que tengo muy de vez en cuando
y que he dado en llamar «sueños lingüísticos». En esta ocasión, estaba en
Londres, en un pub enorme –recuerdo que se llamaba The Black Tavern, un local
familiar, con muchos niños y zonas de juego–, y al bajar una escalera que
sobrevolaba la barra me fijé en unos bocadillos rellenos, algo así como
nuestros montaditos, que uno de los camareros iba cortando en dos mitades.
Entonces un amigo me comentó que eran una especialidad cockney y que la
gente los conocía como «samed equals»…
¿De dónde sacaría
yo ese término, que (por cierto) me parecía perfectamente plausible en el
sueño? ¿Y por qué en inglés? Para empezar, es un pleonasmo, como decir «los
mismos iguales» en español. Solo que la imaginación toma el adjetivo «same»
y lo convierte en participio: «samed», «mismado». Así que aquellas
mitades de bocadillo no eran sólo iguales, sino que habían sido «mismadas»,
igualadas activamente. Como pulidas y cepilladas para ser copias perfectas de
su otra mitad.
El recurso al
inglés me intriga, pero no me extraña. O no demasiado. Al fin y al cabo, es uno
de mis idiomas de trabajo, y mi trabajo tiene que ver con las palabras. Aun así,
el detalle de que sea un término cockney me hace gracia. Nunca me
interesó esa jerga y nunca me molesté en aprenderla. Veo que hasta en sueños
hago trampa y busco disculpas para mi ignorancia.
1 comentario:
Quizá la lengua del sueño no miente tanto como nos mentimos a nosotros mismos con la lengua que usamos despiertos.
Abrazo, Jordi.
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