miércoles, julio 20, 2022

la escritura como gabinete de curiosidades

 

 

Ana Luísa Amaral, Mundo, edición bilingüe, traducción de Paula Abramo, Ciudad de México/Madrid, Sexto Piso, 2022, 192 págs.

 

 

Buena conocedora de la tradición poética angloamericana, a la que ha dedicado no pocos esfuerzos como traductora y profesora en la Universidad de Oporto, Ana Luísa Amaral (Lisboa, 1956) ha hecho suyo el célebre lema de William Blake: «Ver un mundo en un grano de arena / y un cielo en una flor silvestre». Así, Mundo, se titula justamente su último libro, pero con la humildad ambiciosa de quien sabe que solo mediante lo pequeño, lo que podría pasar desapercibido si no tomamos la decisión consciente de mirar bien, podremos tener un vínculo saludable con nuestro entorno.

 

A lo largo de las cinco secciones del libro, Amaral hace inventario de las cosas del mundo y despliega un catálogo de las muchas formas en que se las puede cantar o contar. Por aquí desfilan, literalmente, hormigas, ciempiés, una urraca, una abeja… O el pavorreal, símbolo de la belleza cuya cola desplegada es «otra manera de volar / sin alas // colmo de la pasión». Este bestiario es un ejemplo de un modo alegórico que toca también a los objetos cotidianos: si «la mesa» es «mi patria», lo es porque –finalmente– «los átomos que me forman y me hicieron / pudieron ser los suyos».

 

A Amaral le gusta fabular, y así «La lucha»: un cuento de niños en el que los libros (El Principito, Frankenstein…) pelean por su vida cuando sienten que un «ajuar de tontas sábanas» les amenaza. Humor blanco, sí, pero con un dejo de amargura.

 

En «Intervalo», la sección central, la escritura se vuelve más lúdica y hasta juega con el pastiche («Oda al cigarrillo»), con resultados que no tienen la intensidad certera de sus poemas breves o sus evocaciones históricas («Tren a Cracovia»). Bien servida por la poeta mexicana Paula Abramo, Amaral se muestra dueña y segura de su oficio en las piezas finales, más largas y reflexivas, en las que se dan cita un café de Praga, su admirada Emily Dickinson, versos de Thomas Gray y un amor juvenil. Así hasta llegar a un final que es un recomienzo: «un cuerpo amado / y vivo».

 

 

Publicado en La Lectura de El Mundo, 17 de junio de 2022.

 

 


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