jueves, octubre 05, 2006

reseña de antonio méndez rubio

El poeta y ensayista Antonio Méndez Rubio ha publicado, en el suplemento Cultura/s de La Vanguardia, una modélica reseña de Poesía hispánica contemporánea, libro de ensayos y poemas que vio la luz hace algo más de un año. Quisiera llamar la atención, en especial, sobre los párrafos que abren y cierran su escrito, donde se dicen cosas muy dignas de reflexión. Cosas, además, que parece forzoso repetir cada cierto tiempo, para desgracia nuestra.





DESAFÍOS POÉTICOS

Andrés Sánchez Robayna y Jordi Doce (eds.), Poesía hispánica contemporánea. Ensayos y poemas, Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, 2005, 364 págs.

Hay pocas cosas tan costosas como romper una inercia. El esfuerzo es aún más meritorio, por no decir utópico, si se trata de contrarrestar o reorientar una inercia que no se reconoce a sí misma como tal: una especie de rutina invisible, que se haya naturalizado como el estado de las cosas, que se haya confundido con la realidad hasta convertirse en un ángulo muerto, en un punto ciego. Obviamente, una inercia de este tipo sólo es posible gracias a un conformismo más o menos asumido, pero notablemente extendido, así como gracias a un recorrido temporal tan largo como para que esa ceguera llegue a compartirse en público como si no fuera tal.

Éste puede estar siendo el caso de la poesía española reciente, cuyo recorrido inercial cuenta ya casi con dos décadas de historia. Decir esto no es decir, claro está, que toda la poesía en castellano escrita y publicada en el Estado español desde 1985 responda a pautas tradicionalistas o esclerotizadas. Se trata, más bien, de pensar con cierta distancia reflexiva la forma del escenario, los límites del terreno de juego o, por decirlo de modo más académico, la naturaleza del canon. Y ése es el reto dialógico y crítico de un libro como Poesía hispánica contemporánea, coordinado por Andrés Sánchez Robayna y Jordi Doce. Ya desde el título, el lector accede a ese espacio de distancia reflexiva en virtud de un inteligente desplazamiento del ámbito de lo español al ámbito de lo hispánico, que permite resituar el debate en torno a la actual poesía en castellano o en lengua española a partir de una perspectiva más abierta y generosa que la heredada por convención.

Poesía hispánica contemporánea se concibe así como un momento del abrir, como punto de encuentro, que apuesta por atender desde el principio al «complejo conjunto de la poesía escrita en español a ambos lados del Atlántico». Así se expresa Sánchez Robayna en Una versión de la poesía hispánica contemporánea, un ensayo que busca un lugar fuera de la autosuficiencia del dogma pero sin perder por ello la valentía de apuntar que «lo que no acepta cierta crítica es la libertad de juicio» o que «las aportaciones más renovadoras al cuerpo de la poesía hispánica de la segunda mitad del siglo XX hayan venido casi siempre de Hispanoamérica». En esa línea, se hace aquí una revisión de las principales visiones panorámicas de un territorio tan rico como tendencialmente desatendido, desde las antologías pioneras preparadas por Menéndez Pelayo, pasando por obras intermedias de progresiva madurez (como serían Laurel –1941– o Antología de la poesía española e hispanoamericana –1962–), hasta llegar a la más reciente y polémica Las ínsulas extrañas (2002). Como refrenda el común espacio editorial –que está por cierto haciendo una labor impagable en un paisaje como el de los últimos años– el libro de Sánchez Robayna y Doce dialoga con Las ínsulas extrañas y, de algún modo, intensifica el gesto de apertura que aquella antología preconizaba como más que necesario, y que buena parte de la recepción crítica del momento amortiguó desviando la atención hacia la discusión particularista sobre inclusiones y exclusiones.

Con razón decía Gramsci que el resultado de un debate se juega en sus premisas. Desde esa convicción, este volumen colectivo confía especialmente en la labor meditativa y exigente del género ensayístico. En este aspecto, es sintomático observar cómo resultan más propositivas las aportaciones de los autores menos condicionados por el inmediato contexto español: A. Ferrari, E. Montejo y S. Yurkievich. En cambio, los ensayos «de este lado del charco» (Siles, Ruiz Casanova, Pont, Talens, Doce) manifiestan a menudo una voluntad más explícitamente polémica y crítica, política en sentido amplio, lo que ya dice bastante sobre la diferencia de espacios y lo arduo que resulta abrir en España un mínimo ámbito de discusión y contraste sin antes remontar la omnipresente corriente de malentendidos, clausuras interpretativas y falsos presupuestos. Así se presenta, en suma, una ocasión excepcional para repensar y denunciar lo que Siles llama «la indigestión de autofagia» característica de una modernidad española marcada por el aislamiento y el rechazo de toda vanguardia y conflicto.

Al mismo tiempo, Poesía hispánica contemporánea aporta material poético y reflexiones de poetas españoles y latinoamericanos cuya producción está ya en tal estadio de avance que no necesita presentación. En este sentido se aportan preciosas muestras de Gonzalo Rojas (Chile), Carlos Germán Belli (Perú), Antonio Gamoneda (España), Guillermo Sucre (Venezuela), Óscar Hahn (Chile), Giovanni Quessep (Colombia), Alberto Blanco (México) y Esperanza Ortega (España). El único nombre que puede ser una apuesta de juventud y descubrimiento es aquí Alejandro Krawietz, cuyos poemas en prosa cierran el libro con un derroche de lucidez sensitiva.

En conjunto, tanto los poemas como los textos de reflexión y ensayo contribuyen a articular la propuesta crítica de un libro que debería ser de lectura obligatoria, algo que, lamentablemente, no puede decirse de la mayor parte de lo que se publica en el terreno de la poesía y la poética. Tras su lectura se recupera la posibilidad del aire, de la respiración en un clima que para muchos ha llegado a hacerse asfixiante, que ha absolutizado un neoclasicismo y un neorrealismo (como mínimo) acomodaticios; un ambiente que podría resumirse parafraseando a E. Said: se insiste tan a menudo en que hay que volver a (una apropiación demasiado reductora de) «la tradición» y «los clásicos» porque no hay la suficiente disposición para afrontar los retos de la poesía contemporánea, cuyas preguntas parecen seguir resultando, por momentos, demasiado turbadoras.

«Cultura/s», La Vanguardia, 224 (4 de octubre de 2006), pp. 12-13.

© Antonio Méndez Rubio

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