miércoles, junio 08, 2011

aquí, ahora, en ningún sitio

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Cuando llegaste a la ciudad ingrávida
y el tren de los insomnes quedó atrás
sólo ella te esperaba.
Puestos bajo los tilos, colores de mercado,
el sol iluminando el fango de la ría
bajo un cielo intachable

y los ojos del puente mirando hacia la noche.
Perseguimos respuestas
pero vivimos sin porqué.
Era final de julio y en los cuerpos
brillaba el fuego del presente,
el oro satisfecho de la carne.

Nunca hubieras imaginado
que el viaje acabaría así,
divagando por calles sentenciosas
que daban siempre la hora exacta.
Bramaban truenos a lo lejos
pero nadie parecía inquietarse.

Las respuestas no se veían por ningún sitio,
no se hallaban escritas en los muros
ni en las hojas que un niño repartía en la plaza
con la mueca de un fauno.
¿Qué buscabas realmente?
Entrasteis en la ciudadela en ruinas

y nada os recordó el pasado: ningún temblor,
ninguna marca,
por discreta que fuera.
Los fantasmas de viejos caballeros
se retaban a duelo en el patio de armas
pero verlos no estaba a vuestro alcance.

Este lugar no cambia, dijo ella,
como si eso explicara algo.
Queremos una vida
pero la vida está donde nos huye.
Las aguas del puerto eran grises
como las piedras de las escolleras

y pronto los vencejos apagaron el aire
con el manto apretado de su voracidad.
La piel lo gobernaba todo. Y en las terrazas
las mujeres se cubrían los hombros
y pedían a sus acompañantes
la cabeza del tiempo.


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12 comentarios:

Juan Manuel Macías dijo...

Me ha encantado, Jordi. Enhorabuena. Un abrazo. jm.

Unknown dijo...

"queremos una vida, pero la vida está donde nos huye".
Simplemente perfecto
Me gusta el ritmo del pooema
Un abrazo desde Gijón
Juan Carlos

Jordi Doce dijo...

Mil gracias, amigos. Fíjate, Juan Carlos, que he tenido muchas dudas con el ritmo... Me alegra mucho que te guste. Abrazo, j12

Daniel Pelegrín dijo...

Es musical e intenso, y me gustan algunas imágenes. Los cuatro últimos versos son excelentes. (Visito tu bitácora desde hace semanas, y por fin me animo a comentar algo.) Gracias por compartir tus palabras. Un abrazo, D.

Ángel Muñoz dijo...

Me gusta Jordi, el ritmo es adecuado y las imágenes muy buenas, con tu permiso lo lanzo a mi blog.

Jordi Doce dijo...

Mil gracias, Ángel. Tienes mi permiso, desde luego... Saludos, J12

Alfredo J Ramos dijo...

Potente y sutil. Algunas imágenes reformulan tópicos con gran acierto de dicción, como esa vida siempre en fuga. Otras, sobre todo hacia el final, abren espacios que parecían invisibles. Da para un viaje de ida. Y vuelve.

Anónimo dijo...

Esto, Jordi, son ya "palabras mayores". Podrías ahora tumbarte bajo la entretejida sombra del tejo con la sensación de la misión felizmente cumplida. Las resonancias que inaugura este poema no tendrán cenizamiento.

Melchor

TC dijo...

Hermosa, y obsesiva.

Finisterre, el destino final de todos los insomnes ...

Jordi Doce dijo...

Gracias, Alfredo, TC, Melchor... Viniendo de ti, Melchor, es todo un honor. No creas que quedé tan satisfecho, pero al final hay cosas que no pueden retocarse. Abrazo a todos, J12

Ester dijo...

Cito a Jordi Doce, traductor:"el traductor debe lograr que el lector perciba ese cuerpo sensible antes incluso de entenderlo, de abarcar su significado más o menos literal". Lo mismo debe suceder con el poema original... Este poema provoca en su primera lectura una abstracción tan intensa, que nos hundimos irremediablemente en él aun sin entender.
Muy bello.
Ester (Y disculpe mi intromisión en su blog)

Jordi Doce dijo...

Pero no hay nada que disculpar, Ester... Muy al contrario. Y me alegra mucho que el poema te parezca bello. Gracias por compartirlo, de verdad. Un abrazo, J12