Sale uno con la lluvia pisándole los hombros y descubre en el arcén un par de zapatos de mujer que el agua ha terminado
de arruinar. Cuesta pensar que alguien tire unos zapatos así a la calle.
Están entre dos coches, casi ocultos, y tienen algo de pájaro que ha
quedado muerto en el asfalto, un pájaro sucio y con las alas rotas. Nunca fueron
gran cosa, esas alas, pero al menos su dueña sabía emplearlas para dejar la
tierra un instante, pasar volando.
"El presupuesto del Programa Sur equivale al viaje de un funcionario que
viaja a Miami con una comitiva para buscar un premio"
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Foto: FABIÁN MARELLI
El pasado 24 de abril, en el marco de una extensa nota referida a los días
previos a la apertura de la Feria del Libro de Buenos Ai...
Hace 4 horas
2 comentarios:
Fantástico
que no sea uno solo.
Con alas puede ser más fácil pisar volando.
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