martes, marzo 16, 2021

fiona sampson / el golem de frankenstein

 

 

¿Quién es este

moviéndose ágilmente

en la oscuridad

por un paisaje

al que la luz del día

aún no ha moldeado

deslizándose informe

como una sombra

en la negrura

y en lugares ignotos

llevando noche

junto a su piel

portando pieles

de pino y piedras

quién es este

átomos que hormiguean

en su piel

quién atraviesa

la negrura

en donde fue enterrado

y de la que

le extrajeron

no por amor

por poder únicamente

echado de la muerte

y forzado de nuevo

a atravesar

su propio

morir quién

se aleja deslizándose

entre las rocas (mientras

los saltos de agua

electrifican

la penumbra) quién es este

en la montaña

donde los despertares

despuntan en la piedra

naranja rosa

terracota

la luz nueva

tiernamente forjada?

 

 

el original, entre otros poemas, aquí.


 

 

En nuestro país se conoce a Fiona Sampson (Londres, 1963) como la autora de En busca de Mary Shelley, que Galaxia Gutenberg editó a finales de 2018. Pero Fiona Sampson es sobre todo y ante todo poeta, y como poeta publicó el año pasado Come Down (Corsair), un libro espléndido del que he traducido nueve poemas para el último número, el 32, de la revista Nayagua de la Fundación Centro de Poesía José Hierro (y que se puede descargar aquí).

 

Entre esos nueve poemas no podía faltar uno sobre el monstruo del doctor Frankenstein, ese golem romántico al que Sampson dedica páginas llenas de lucidez en su biografía de Mary Shelley. El tono tentativo y hasta indagatorio de la pieza –que es, toda ella, una larga interrogación– me hace pensar en «Wodwo», aquel viejo poema (de 1967) que Ted Hughes dedicó a una suerte de «hombre de los bosques» mitológico, un hombre salvaje que descubre su propia naturaleza conforme explora el mundo natural con sus cinco sentidos y su inteligencia intuitiva. Solo que este nuevo hombre del poema de Sampson, este golem de la alquimia moderna, es cualquier cosa menos natural, y lo que descubre justamente es que fue forzado a nacer «echado de la muerte». Con todo, la imagen que cierra el poema, una imagen luminosa, es un atisbo de esperanza, también para él.

 

 


3 comentarios:

ÍndigoHorizonte dijo...

Gracias por la luz. Y por la traducción. Siempre. Abrazo. Grande.

Mi nombre es Mucha dijo...

Maravillosa tu entrada no te conocia

Jordi Doce dijo...

Gracias a vosotras por vuestra lectura, una vez más.