viernes, marzo 12, 2021

poema


Anselm Kiefer, Solo con el viento, el tiempo y el sonido 
[Nur mit Wind mit Zeit und mit Klang, 1997], 1024 x 538 cm.

 

 

 

A veces he pensado que en el aire

quedan las huellas

de estos encuentros, la conversación,

un enjambre de frases y palabras

que descienden livianamente

y al hacerlo se ordenan, se alinean

sin prisa

como ladrillos en el suelo:

un zigurat verbal

donde habita la médula del habla,

el templo que debemos

al dios de lo callado.

Nadie nos dio permiso para entrar.

No serán nuestros los pasillos,

las terrazas solares,

los secretos de su liturgia.

La pirámide sólo responde ante la luz.

 

 

3 comentarios:

ÍndigoHorizonte dijo...

Una perla, redonda y puntiaguda.

Unknown dijo...

"el templo que debemos
Al Dios de lo callado".

Magnifico poema y gran traducción.

Jordi Doce dijo...

Gracias, amigos.