Son
tres y hablan a voces, salpicando el diálogo con insultos cariñosos mientras esperan
al pie de un cruce. De pronto, oímos a uno decir: «En Madrid, ahora, los
saurios se venden como caramelos». Por su mezcla perfecta de disparate y sequedad realista, la frase nos recuerda esta otra que oyó por azar un amigo poeta: «En
Madrid es más fácil conseguir un león que un enano».
Mientras mi padre agoniza.
-
Mozart: *Lacrimosa*
*El cuerpo luminoso*
*¿Cómo llegaré a ti, cadáver mío?*
*¿Con qué palabras puedo despertarte*
*o con qué dulce música acunarte*
*par...
Hace 7 horas

1 comentario:
Pasear, escuchando a los viandantes y dejando a un lado los cascos, tiene sus recompensas.
Abrazo, J.
Publicar un comentario