viernes, diciembre 20, 2019

caravana





Días en los que uno llega a este cuaderno tan desasistido, tan ayuno de imanes y expectativas, que hasta agradecería la presencia fisgona de algún jubilado detrás de la valla, comentando la jugada.



Para un epitafio posible: Todo en ti / fue contradicción.



A fuerza de tomar un desvío tras otro, fue encontrando su camino.



La cabeza en la piedra, los pies en el umbral.



Soy tan capaz de rabia, odio, desdén, violencia verbal, raptos de capricho o egoísmo arbitrario como el más pintado. Que nadie parezca encontrar huella de estas emociones en mi escritura, o apenas, no significa que hayan quedado fuera. Están en la banda, en la grada, leyendo con atención y dando instrucciones. Vigilando el acceso.

1 comentario:

Abilio Díez dijo...

Igual que en los remolques niquelados de la fotografía, las emociones se marcharon con el que tiraba de ellos.
Hasta que el asceta vuelva a enganchar, reconozca el "fenómeno primigenio y pueda darle nombre". Así lo ve Bela Hamvas refiriéndose a la melancolía coyuntural de quienes investigan en el interior cegado de las cosas.
Se acercan días que en algunos propician bajonazos de ánimo. Espero que no sea el caso.
Salidos.