Como reza un pequeño recuadro informativo que colgué a mediados de septiembre en la columna izquierda de esta bitácora, del lunes 2 al viernes 6 de noviembre, de 17.00 a 20.00 h., impartiré un taller de poesía en
La Casa Encendida de Madrid. Una oportunidad, creo, para compartir lecturas y escrituras, desterrar tópicos e ideas preconcebidas y profundizar en el ejercicio de la composición, la creación de imágenes, el desarrollo de ideas e intuiciones… La matrícula cuesta 45 €. Por desgracia, sólo podemos tener 15 alumnos por taller, así que habrá selección previa. Me dicen desde
La Casa Encendida que el plazo de inscripción termina el próximo viernes día 16 de octubre. Si queréis más información, pulsad en el logo de LCE que aparece a la izquierda y accederéis a un documento en pdf con toda la información pertinente.
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Mi buen amigo el poeta
José María Castrillón y un servidor hemos abierto una revista/bitácora llamada
Las razones del aviador. Un lugar donde ir colgando cada cierto tiempo ensayos, artículos, poemas y traducciones de los autores más diversos. Una forma de satisfacer nuestra pulsión editora, algo adormecida durante cinco años después del cierre de la revista
Solaria. Contamos con el apoyo y la ayuda de otros dos buenos amigos:
Jaime Priede y
Tomás Sánchez Santiago, y con un buen cargamento de colaboraciones que irán viendo la luz cada diez o quince días, más o menos. La idea es crear un lugar abierto y ecléctico, un foro de creación y reflexión crítica, pero sin concesiones al «todo vale», la actualidad periodística o muchos de esos presuntos valores mediáticos que se disipan tan pronto damos un paso en su dirección. A ver si lo conseguimos.
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Desde hace algunas semanas vengo colgando mis poemas, antiguos y recientes, en una bitácora que toma el nombre del libro que publiqué en Pre-Textos hace casi diez años,
Lección de permanencia. Voy a poema por día, más o menos, así que calculo que a finales de año habré dado cuenta de la mayor parte de los textos que aún considero dignos o al menos publicables, aunque pertenezcan a otra época de mi vida o hayan dejado de responder a lo que pido de un poema. Es una curiosa manera de hacer balance y de revisar viejos papeles, con lentitud y también con feliz constancia, porque de alguna manera, al recogerlos ahora, vuelven a formar parte del presente. En cierto modo, es como si estuviera escribiendo o preparando mi primer libro de poemas. Ahora que llevo algo más de cincuenta entradas, creo que es hora de anunciar de viva voz (o de viva letra) su existencia. Quedáis invitados.
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Y para terminar con una nota totalmente distinta, un fragmento de diálogo que oí el otro día en la calle, dos adolescentes que caminaban por delante de mí y que dejaron en el aire esta pequeña perla:
Ella: ¿Has visto
La vida de Brian?
Él: No… Bueno, vi partes…
Ella: Los Monty Python son geniales.
Él [
rotundo]: Si te digo la verdad, yo creo que no les he pillado el punto porque nunca me he puesto a verlos en serio.