Pienso a menudo en una conocida que es también
escritora y con quien me tropecé una vez en una librería. Nos saludamos
brevemente, y, cuando le pregunté en qué andaba metida, me respondió: «Bueno, estaba
trabajando en una larga novela cómica, pero entonces, en mitad del verano, mi
marido tuvo un accidente horrible con una sierra eléctrica y perdió tres dedos.
La cosa nos dejó tan tristes, nos alteró tanto, que cuando retomé la escritura
mi novela cómica se fue haciendo cada vez más lánguida y triste y deprimente.
Así que lo deseché todo y empecé a escribir una novela sobre un hombre que
pierde tres dedos en un accidente con una sierra, y eso –dijo–, eso
está resultando de lo más divertido». (Lorrie Moore, «Sobre la escritura»,
1994)
Una Rusia distópica, corrupta y grotesca
-
Vladímir Sorokin (Moscú, 1955), una de las voces más provocadoras de la
literatura rusa actual, encontró en Alfaguara un canal sólido hacia el
lector en ...
Hace 7 horas