Llevo casi un mes leyendo y releyendo el primer volumen de Collected Poems de John Ashbery editado por Library of America. Un libro compacto, impreso en papel biblia, poco más de mil páginas que recogen toda la poesía publicada por Ashbery entre 1956 y 1987 (es decir, entre Some Trees y April Galleons, ambos inclusive) más una amplia sección de poemas inéditos, descartados o no incluidos en libro hasta la fecha. La edición (francamente modélica) corre a cargo del poeta y crítico inglés Mark Ford, que es un poco el heredero espiritual de Ashbery al otro lado del charco y que ha incluido, entre otras cosas, un cuadro biográfico bastante exhaustivo y unas notas muy razonables, sin pedanterías ni obviedades sonrojantes. No hay prólogo, por cierto. Y se agradece. El libro ya es abultado y la literatura crítica sobre Ashbery crece a ritmo exponencial desde hace años. Estoy disfrutando con esta oportunidad de sumergirme en el Mar Ashbery sin intermediarios, como si fuera un escritor desconocido al que nunca le hubiera hincado el diente. Eso sí, sigo pasando del asombro al hastío en cuestión de segundos, como hace años, lo que me hace sospechar que mi mente es menos flexible o elástica de lo que me gustaría. O que las primeras (y segundas y terceras) impresiones no son tan fáciles de corregir.
Me ha interesado mucho, por razones obvias, la sección final de Uncollected Poems: un centenar de páginas a texto corrido que incluye toda clase de materiales: poemas juveniles, experimentos, imitaciones o parodias de otros poetas, etcétera. Entre los no recogidos en libro me ha llamado la atención este «A Vase of Flowers», escrito en 1959, a la vez que escribía los collages y piezas casi automáticas que componen The Tennis Court Oath (1962), su segundo título y el más ortodoxamente experimental, escrito bajo la influencia de la vanguardia francesa y el expresionismo abstracto. Supongo que por eso «Un jarrón con flores» quedó fuera del libro, aunque vio la luz en alguna antología de la época. Un poema breve, una pequeña muestra de ese humor elusivo y paradójico que Ashbery ha practicado desde sus comienzos y que es uno de sus mayores atractivos.
Un jarrón con flores
El jarrón es blanco y sería un cilindro
si un cilindro fuera más ancho por arriba que por abajo.
Las flores son rojas, blancas y azules.
Todo contacto con las flores está prohibido.
Las flores blancas se esfuerzan hacia arriba
hacia un pálido aire de sus referencias,
empujadas apenas por las flores rojas y azules.
Si ibas a tener celos de las flores,
por favor olvídalo.
No significan nada para mí.
Trad. J. D.
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Aforismos del unicornio | 4
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Lo existente naufraga continuamente en el sinsentido que lo sustenta. La
condena a la desaparición impide que fructifique una idea sobre lo que
acontece....
Hace 4 horas