
Diría que los
Cantos más hermosos de
Ezra Pound (1885-1972) son los primeros, donde la arbitrariedad y la incoherencia estructural todavía no han hecho de las suyas, y también los fragmentos finales, breves astillas líricas donde refulgen frases en las que Pound hace balance, por lo general amargo, y trata de enmendar sus errores y «pecados». Este fragmento, en concreto, incluye un autorretrato irónico y memorable que es, además, un intento bastante honesto de explicar (y perdonarse) sus propios actos. «Una carcasa hinchada y sin aliento / pero aún la luz canta eterna…»
Del «Canto CXV»Los científicos viven en el pánico
y la mente europea se ha estancado
Wyndham Lewis prefirió la ceguera
a dejar que su mente se estancara.
Noche entre garofani, bajo el viento,
casi quietos los pétalos.
Mozart, Linneo, Sulmona,
Cuando nuestros amigos se odian
¿cómo puede haber paz en este mundo?
Sus asperezas me entretuvieron cuando era joven.
Una carcasa hinchada y sin aliento
pero aún la luz canta eterna
un pálido destello en la marisma
donde el heno salado murmulla a la marea
Tiempo, espacio,
ni vida ni muerte son la respuesta.
Y del hombre que busca el bien,
que hace el mal.
In meiner Heimat
donde los muertos caminaban
y los vivos eran de cartón.
Trad. J.D.