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martes, julio 03, 2012

blake en caixaforum

  
Se inaugura mañana, en CaixaForum Madrid, una espléndida exposición de los fondos de la obra gráfica de William Blake en la Tate Britain, y este próximo jueves 5 de julio, a las nueve de la tarde, cuatro poetas, convocados por Antoni Marí, nos reuniremos en un salón de CaixaForum para rendir homenaje al visionario autor de «El tigre». Jorge Riechmann, Antonio Martínez Sarrión y Carlos Marzal leerán algunos de sus poemas, y yo hablaré un poco del William Blake poeta y artesano y leeré una muestra de las traducciones que he ido haciendo estos años de Canciones de Inocencia y Experiencia. Una manera hermosa de despedir el curso o de saludar al verano, que cada cual escoja. Y una oportunidad casi única de acercarse en persona a una de las obras más fascinantes del romanticismo europeo; un auténtico prodigio de intensidad, de gracia, de fuerza imaginativa.

Dos de los poemas que leeré son, justamente, estos «Jueves Santo»: el primero, encuadrado en el ámbito de la inocencia; el segundo, en el de la experiencia. Hay que leerlos en relación dialéctica, como la cara y la cruz de una moneda que es nuestra vida misma. El segundo es también una muestra de esa crítica social que Blake deslizaba una y otra vez en sus versos y sin la cual, en rigor, no cabe entender su energía visionaria, que es como decir su afán revolucionario, su anhelo de una utopía digna de las mejores cualidades del ser humano.

Estáis invitados, pues. El jueves 5, a las nueve de la noche, en CaixaForum Madrid (Paseo del Prado, 36, Madrid). Os esperamos.




jueves santo

Fue un Jueves Santo, limpios sus rostros inocentes;
de dos en dos, de rojo, azul y verde, los niños desfilaron,
guiados por canosos alguaciles con varas del color de la nieve,
y en la más alta torre de San Pablo fluyeron como el Támesis.

Cuántas me parecieron, estas flores de Londres;
en grupos se sentaron, brillando con luz propia.
Se escuchaba un rumor de multitudes, mas eran multitudes de corderos,
miles de niños y de niñas que elevaban sus manos inocentes.

Como un viento inmenso dieron su voz al cielo,
como truenos armónicos en los podios celestes.
Y debajo, sentados, los ancianos, sabios guardianes de los pobres.
Sed piadosos por tanto, no vayáis a negar a un ángel vuestra puerta.

*

jueves santo

¿Qué tiene de sagrado ver, decidme,
sobre una tierra rica y floreciente,
niños que la miseria ha encadenado,
nutridos con mano usurera y fría?

¿Es una canción ese llanto trémulo?
¿Tal vez una canción de regocijo?
¿Con tantos niños miserables?
¡Qué tierra de pobreza!

Y su sol nunca brilla.
Y sus campos son yermos desolados.
Y sus sendas están llenas de espinos.
Y el invierno es eterno.

Pues dondequiera que relumbre el sol,
y dondequiera que la lluvia caiga:
ningún niño conocerá la hambruna,
ni la pobreza espantará a la mente.


trad. J. D.

sábado, febrero 06, 2010

poemas / reseña

Dos anuncios, dos pequeñas alegrías en medio de tanta urgencia, tanta carrera, este tráfago enloquecido en el que nos movemos casi cada día. La espléndida revista colombiana El Malpensante (o, más en concreto, su director, Mario Júrsich) ha tenido la gentileza de acoger tres de mis poemas en su número de enero. Aunque aparecieron en su momento en esta bitácora, he disfrutado con esta nueva vida, la prórroga o segunda oportunidad que les concede su publicación en El Malpensante. No dejéis de explorar el resto del número y, en general, la página web de la revista. No tiene desperdicio.



Y Jesús Aguado firma una generosa y atenta reseña de mi edición de la poesía de William Blake en el número de enero de la revista Mercurio, el boletín mensual de la Fundación Lara. Para ilustrarla, el memorable retrato de Blake que realizó Thomas Phillips. Me ha conmovido, en especial, el comienzo de su lectura, prueba de una penetración psicológica fuera de lo común: «William Blake (1757-1827) vivía y escribía el exceso con naturalidad, seguro de que al el corazón de lo excesivo (Dios y el resto de las mayúsculas) se podía acceder usando herramientas humildes, artesanales, baratas. En esto se diferenciaba de sus contemporáneos los románticos, que por aquel entonces estaban inventándose el concepto de lo sublime para tener un pedestal desde el cual poderle hablar de tú a tú a la Inmensidad, al Yo, al Amor o a la Muerte. En esto, por otra parte, se parecía a la mayoría de los místicos (zapateros, cesteros, eremitas), de los que, sin embargo, también se distinguía en que él, cuando se encontraba cara a cara con Eso (Dios, etc.), no humillaba el rostro en señal de sumisión sino que, en un acto que no hay que calificar de arrogante porque era la inocencia absoluta el que se lo dictaba, lo mantenía bien alto y atento para no perderse detalle […]».
.

Podéis acceder a la reseña pulsando sobre la imagen.

viernes, septiembre 11, 2009

blake en ámbito cultural


Hay muchos Blake, y yo los he ido descubriendo poco a poco, a lo largo de los años. El Blake de las Canciones de Inocencia y Experiencia me ha interesado desde siempre. Esa capacidad para crear poemas redondos, exentos, que preludia la concepción escultórica del texto tan querida por los simbolistas, nunca ha dejado de fascinarme: poemas como «Londres», «El tigre» o «La rosa enferma» son insondables, inagotables; volvemos a ellos una y otra vez y siempre los encontramos vivos, siempre nos inquieren y nos asombran. Luego, en Blake hay un poeta con un ojo agudo y muy entrenado para la estampa costumbrista: «Jueves Santo», «El pequeño vagabundo» o «Londres», de nuevo, son capaces de levantar la escenografía de la ciudad que era entonces, a caballo entre la capital provinciana y algo destartalada del dieciocho y el monstruo imperial en que se convirtió en el curso del diecinueve. Londres está mucho más vivo en esos versos que en el soneto triunfalista que Wordsworth dedica al puente de Westminster.

Luego está el Blake de los epigramas, que es una versión más irónica y desenfadada del poeta de las canciones: son fragmentos feroces, de gran lucidez y penetración psicológica, y en los que Blake demuestra que era un buen observador de la naturaleza humana. Y que ningún sentimiento le era ajeno, porque ahí comparecen el rencor, la ira, el deseo, la frustración, pasiones demasiado humanas, si se quiere, que él sintió y anotó con la misma naturalidad con que hablaba de sus visiones y sus ángeles…



Así empieza «Las mil caras de Wiliam Blake», una charla con Marta Agudo sobre mi edición de su poesía en Visor que acaba de aparecer en Ámbito Cultural. Otra entrevista, otro fruto tardío de la primavera que ve la luz ahora, casi cuatro meses después, y que tiene algo de ensayo a dos voces. Tengo la sensación de que me ha permitido decir cosas sobre Blake que no siempre encuentran fácil acomodo en introducciones o textos críticos. Por cierto, la imagen, maravillosa, reproduce uno de los grabados que el artista inglés realizó para ilustrar el Infierno de Dante, en concreto el canto V, el dedicado a los amantes cuyos espíritus aparecen en torbellino antes de dar paso a la historia de Paolo y Francesca.

sábado, mayo 30, 2009

ecos de blake

He dudado mucho sobre la conveniencia de incluir este tipo de entradas o de información en la bitácora. Tienen una dimensión promocional que me incomoda. Por otro lado, detrás de algunos trabajos hay tantas horas y tanto esfuerzo que la aparición de cualquier respuesta pública es un motivo de alegría que apetece compartir con los demás. Así pues, pido disculpas de antemano si hoy la bitácora parece un largo paréntesis publicitario.

*

Antonio Colinas firma una tempranera y generosa reseña de mi edición de William Blake. En El Cultural de El Mundo. Estoy en deuda con sus palabras, aunque no dejo de pensar que es injusto que se citen más líneas de mi prólogo que versos del poeta. Al parecer, vivimos en una época que se muestra tan fascinada por los ecos de un texto como por el texto mismo.

*

Un crítico anónimo (aunque por algún dato que maneja sospecho que ha visitado esta bitácora) ha escrito unas líneas igualmente generosas en las páginas que el diario ABC dedica a la Feria del Libro. De hecho, el volumen de Blake está entre las «apuestas» del diario, al menos en su versión digital. Mil gracias a uno y otro, crítico y diario.

*

Para compensar estos excesos, nada mejor que volver a Blake, a uno de esos breves y fulgurantes poemas que apuntaba en sus cuadernos y que, dos siglos más tarde, no han perdido un ápice de su intensidad, de su vital (im)pertinencia.


«Tienes semilla en tu regazo
y éstas son buenas tierras.
¿Por qué no esparces tu semilla
y aprendes a vivir con alegría?»

«¿No valdrá más sembrar la arena
y trabajarla con la azada?
Pues no puedo plantar
en ninguna otra tierra
sin que sienta más tarde
el hedor de la mala hierba.»

domingo, mayo 10, 2009

novedad / william blake



Está ya en librerías mi último trabajo como traductor, una amplia muestra de la poesía de William Blake que publica Visor con el título de Ver un mundo en un grano de arena. El libro reúne poco más de diez años de trabajo intermitente desde que allá por 1998-99, en Oxford, empezara a traducir sus epigramas y canciones. Luego, en 2005, vinieron poemas proféticos como Tiriel y El libro de Thel. Y, finalmente, el año pasado, completé el índice con la traducción de Visiones de las Hijas de Albión y las llamadas profecías continentales (América, Europa). El libro incluye también, cómo no, El Matrimonio del Cielo y del Infierno y abundantes ilustraciones que permiten disfrutar del trabajo de grabador e ilustrador de Blake, así como una cronología, una bibliografía y un prólogo (breve, como le gusta a su editor). Estoy sinceramente satisfecho con el resultado final (espero que esto no se interprete como vanidad), aunque uno siempre querría tener dos, tres o diez meses más para revisar infinitamente las traducciones, en especial las que hice el año pasado. Pero en algún momento hay que decidirse a mostrar el trabajo, y ese momento es ahora.

Como adelanto, cuelgo a gran tamaño la imagen que hemos utilizado como viñeta en la portada (el frontispicio de Europa) y «La Voz del Antiguo Bardo», uno de mis poemas favoritos de Canciones de Experiencia.


La voz del Antiguo Bardo

Acércate, muchacho alegre,
y admira la mañana desvelada:
de la verdad recién nacida imagen.
Se disipan la duda y la razón nublada,
y las negras disputas y las mañas arteras.
Laberinto sin fin es la locura.
Intrincadas raíces confunden sus caminos,
¡y cuántos han caído!
Tropiezan de noche con los huesos de los muertos,
sienten no saben qué, mas se preocupan:
y desean guiar a los demás cuando debieran ser guiados.


Trad. J.D.

viernes, febrero 27, 2009

temible memoria


«Fox no sabe qué debe entender uno al leer a Wordsworth y Blake ni cómo uno hablaría de sus obras si hubiera escuchado las lecciones de los especialistas en literatura, pero sabe que habría intentado explicar ese sentido del mundo vivo, la forma en que expresan tu propia creencia instintiva en una especie de espíritu que se pasea por todas las cosas, la temible memoria de las piedras, el viento, las vidas de los pájaros.»

Tim Winton, Música de la tierra, trad. Núria Llonch Seguí, Barcelona, Destino, 2008, p. 316.

viernes, febrero 20, 2009

william blake, «londres»


Vago sin fin por las censadas calles,
junto a la orilla del censado Támesis,
y en cada rostro que me mira advierto
señales de impotencia, de infortunio.

En cada grito Humano,
en cada chillido Infantil de miedo,
en cada voz, en cada prohibición,
escucho las cadenas forjadas por la mente:

y escucho cómo el grito del Deshollinador
hace palidecer las oscuras Iglesias,
y el dolor del Soldado infortunado
ensangrienta los muros de Palacio.

Pero, al fin, en las calles de medianoche escucho
cómo la maldición de la joven Ramera
deseca el llanto del recién nacido,
y asola la carroza fúnebre de los Novios.


Trad. J.D.

jueves, octubre 23, 2008

unas líneas de northrop frye

Otelo no era más que una farsa sangrienta según los criterios teatrales del sagaz y erudito Thomas Rymer. Rymer tenía toda la razón, dentro del límite impuesto por sus criterios; es como la gente que dice que Blake estaba loco. Uno no puede refutarlos; uno simplemente pierde interés en su concepción de la cordura... Me pregunto si estamos ante juicios críticos o, por el contrario, ante simples aberraciones de la historia del gusto.