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Photospain
Hace
unos días, en concreto el domingo pasado (19 de agosto), se celebró de nuevo el
aniversario de la muerte de Federico García Lorca. Este año he tenido la fecha
un poco más presente, si cabe, porque a finales de julio dediqué unos días a
revisar mis papeles y entre los poemas que he traducido esta primavera hay uno,
del poeta y traductor húngaro George Gömöri (1934), que llora justamente la muerte del poeta español. Un hermoso poema titulado «Camino
del alba», en el que se rehace con la imaginación el camino que tomó García Lorca antes de ser
ejecutado.
Los
lectores conocemos a Gömöri sobre todo
como traductor al inglés, junto al gran Clive Wilmer, de algunos nombres
fundamentales de la poesía húngara contemporánea: Miklós Radnóti, que murió en
1944 camino de un campo de concentración nazi; János Pilinsky, a quien
también tradujo Ted Hughes en los años setenta (y de quien di una pequeña muestra a comienzos de año); o György Petri, de
origen judío, uno de los intelectuales más activos de la disidencia antisoviética. Hago
hincapié en estos detalles porque el poema a García Lorca incluye una frase
alemana –una frase terrible: Der springt
noch auf– que Gömöri toma precisamente de un poema de Radnóti, uno de los
poemas-postales que el húngaro escribió durante sus últimos días de vida y en el
que relata con precisión de cirujano cómo soldados alemanes rematan a un
compañero de marcha. La frase viene a decir algo así como «ese sigue
moviéndose» y Gömöri la transfiere a tierras españolas para establecer un
paralelismo simbólico entre las dos víctimas de la violencia fascista.
No
sé húngaro, pero me he atrevido a traducir el poema porque la versión inglesa,
traducida por Clive Wilmer y el propio Gömöri, es lo más parecido a la voluntad
última del autor de que dispongo. Y porque las traducciones que ambos han realizado desde finales de los años setenta forman parte ya del sistema circulatorio de la poesía británica; toda
una lección de verdad y exigencia y belleza austera que, al menos a mí, no deja de conmoverme.
Lorca, camino
del alba
En
el camino de Víznar a Alfacar
se
levanta la Fuente de las Lágrimas
o
Fuente Grande, como se llamaba en tiempos de los árabes…
No
está muy lejos de Granada
pero
cerca de las aguas del Leteo. Fue a este lugar
adonde
el pelotón de fusilamiento, al alba, trajo a los prisioneros.
Federico,
para su desgracia, sobrevivió a la primera descarga.
También
aquí se oyó gritar en español Der springt
noch auf
y
unos cuantos cartuchos más se vaciaron sobre su cuerpo.
¿Una
fosa común? No, pero sí compartida
con
el maestro de la pata de palo y el torero
a
quien nunca se vio en la iglesia y que más de una vez
ofendía
a los curas de palabra.
Noches
cegadoras, noches escurridas de sangre.
Cuando
el sol de verano se elevó sobre Víznar
el
cantor de romances había desaparecido de la tierra.
trad.
J. D.
(a
partir de la traducción inglesa de Clive Wilmer y el autor, George Gömöri)