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lunes, febrero 04, 2019

vona groarke / un poema breve






lo que entonces no sabía del mundo


Ese verano yo tenía un vestido amarillo
pero la montaña, con sus muchos verdes,
fue dejando caer que yo no era lo que parecía
y dijo, con su actitud liviana, tironeada por el viento:
solo una de nosotras necesita estar desnuda
y no veo por qué tendría que ser yo.



Hace como tres semanas colgué un breve poema de la poeta irlandesa Vona Groarke publicado en Poetry Nation Review. Este es aún más breve (apenas seis versos), y tiene algo, diríamos, más travieso y ashberiano que el anterior. No sé por qué, pero esa montaña «con sus muchos verdes» me ha recordado la célebre montaña Sainte-Victoire que Cezanne pintó obsesivamente a partir de 1885. Claro que la montaña del pintor parece bastante más sólida que esta y, desde luego, mucho menos impertinente.



what i didn’t know then about the world

I had a yellow dress that summer
but the mountain, in its so many greens,
put it about that I was not what I seemed,
said in its feathery, wind-flipped way:
only one of us needs to be naked here
and I don’t see why it should be me.


viernes, enero 11, 2019

un poema de vona groarke



Como si cualquier cosa pudiera

Un artículo de hace dos años es lo que inaugura
mi hoguera esta noche. ¿En qué andaba metida? ¿Qué he hecho?
No es como si el mundo me increpara con un «¡Haz esto!» o
un «¡Haz esto!». Y no es como si aprender una cosa
suponga desaprender otra. El hogar es tumbarse
cuando a una le apetece tumbarse, un cuenco de porvenir
junto al lecho y una ventana a la altura de la mano
de modo que al abrirse, como un diario, las jornadas y todo su cortejo
se escabullen suavemente, ah cuán suavemente, del dormitorio.


Trad. J.D./ El original, aquí




Leí este breve poema de mi casi contemporánea Vona Groarke (Midlands, Irlanda, 1964) en un número reciente de Poetry Nation Review, y salí de sus versos con una sonrisa de asentimiento, como si hablaran de un lugar reconocible de mi intimidad, una experiencia que pude muy bien haber tenido. Es un poema de extrañezas diversas: el paso del tiempo, el peso de lo escrito, el piso inestable del cansancio, el poso de las lecciones bien aprendidas, el modo en que la vida –esa vez, al menos– nos puso la mano en el hombro antes de darse un respiro.

Groarke es una de las figuras centrales de la nueva poesía irlandesa, la que emerge a comienzos de la década de 1990, y como muchos de sus colegas ha vivido a caballo entre Irlanda, Inglaterra y Estados Unidos. Ha publicado seis poemarios hasta la fecha, todos publicados por Gallery Press, y una antología de su escritura primera en Estados Unidos. Los poemas suyos que he leído confirman que hay vida, mucha vida, después de la quinta gloriosa de Heaney, Michael Longley o Derek Mahon, entre otros. Para muestra, este (pequeño) botón.




sábado, diciembre 01, 2012

john ashbery / un poema inédito





lista de pendientes

El extraño camina hacia los niños, que se adentran
en el cielo. Nace una lección. Hay quienes
dirán que nos hace mejores. No nosotros, sin embargo.
Nacimos para ignorar las señales de aviso
[y negar las coacciones a testigos.
Por lo demás, seguiremos el orden del día que se fraguó para nosotros.
Elegías en lata. «Eso» viene a resumirlo más a menos
mientras nuestro paso por el planeta termina ambiguamente.

Y aunque fuimos propuestos para el cuadro de honor
otros ascendieron en nuestro lugar, guardaron silencio
en la paradoja envolvente. Invitados a inspeccionar coches viejos,
pocos se dieron cuenta de a qué daban su conformidad,
o de cómo el muro vacío convertido en confidencia incriminatoria
florecía en forma de sala de sucesos y casos paranormales…
justo lo que esperábamos del temblor incitante de la tarde marchita.

«De lo más ilustre»… Me voy acercando
aunque no necesite la atención… o casi,
porque sucede, simplemente, ¿o…?
                                                       No sé cómo me siento.
Es esta ignorancia de los números y sus consecuencias,
[nosotros incluidos.
Recostado sobre un tartán ambiguo en una cabaña elegante,
[uno escucha
arias olvidadas de un altavoz con forma de petunia.
Donna è mobile. Où va la jeune Hindoue?
Oui, c’est elle, c’est la déesse. Pero no me liberes
todavía. Demasiado poco es demasiado pronto.
Lo mismo da gruñir como un bote a pedales en una zanja
que terminar aceptando como nuestras estas prácticas tardías.
Quedan muchas preguntas
                                          y no quieren saber nada.


Trad. J.D.




¿Ashbery escribiendo poesía política? Algo de eso parece haber en esta «Lista de pendientes» que acaba de ver la luz –con otros tres poemas inéditos– en el último número de Poetry Nation Review. Sólo así tengo la impresión de comprender cabalmente las dos primeras estrofas, aunque ya sabemos que con Ashbery el verbo «comprender» adquiere un sesgo especial. Ese verso sobre los que «ascendieron» y «guardaron silencio / en la paradoja envolvente» tiene miga, la verdad, como la tiene también el verso final, todo un golpe de genio. «Por lo demás, seguiremos el orden del día que se fraguó para nosotros»… Si esa frase no define cabalmente la inepcia de nuestros gobernantes, no sé qué otra puede hacerlo.

No me olvido de dar las gracias a la poeta y abogada María Antonia Ortega, que me dio la traducción de un par de términos de la jerga jurídica anglosajona: «coacciones a testigos» (witness tampering) y «confidencia incriminatoria» (state’s evidence), que es el testimonio confidencial que un coimputado ofrece con la esperanza de obtener un trato ventajoso (como ver rebajada su condena). Se comprende que en estos dos casos toda traducción es aproximada, pues el sistema jurídico de Estados Unidos es diferente al nuestro; por no hablar de la fuerza subversiva que tiene, en el original, la palabra «state», y que la traducción sencillamente no puede replicar…

El original, aquí.

lunes, mayo 10, 2010

steiner en pn review

Uno de los hitos más placenteros de mi rutina suele ser acercarme a la oficina de correos y abrir el cajetín de mi apartado postal. Siempre hay sorpresas, y casi siempre son agradables. Hoy el lote incluía el último número, el de mayo-junio, de PN Review, la revista bimensual de poesía que dirige con mano firme, desde Manchester, el gran Michael Schmidt. No contesta un correo electrónico ni que le maten, y es escurridizo como el agua, pero su revista es quizá la mejor de su especie en las islas británicas. Basta revisar su lista de colaboradores para asentir. En este último número destacan, en concreto, las colaboraciones de Yves Bonnefoy, del australiano Les Murray y del escocés Frank Kuppner, un espléndido poeta del que algún día hablaré en esta página.

Hojeando la sección de Cartas al director me encuentro para mi sorpresa con una breve carta de George Steiner que puede leerse exenta, como una viñeta que se comenta a sí misma. Sabía que Steiner sigue habitualmente la revista (está suscrito a ella desde su fundación), pero me hace gracia tener la prueba. La traduzco sin más ceremonia y como un modo de retomar esta bitácora después de dos semanas de silencio. En rigor, la carta, casi un telegrama, dice tanto de Lukács y de Pasternak como de su autor.



Estimado señor:

Hace muchos años visité a Lukács en Budapest.

Le pregunté por qué había censurado Doctor Zhivago.

Lukács respondió: «Un libro deshonesto. Pasternak le atribuyó a Zhivago algunos de los mejores poemas de la literatura rusa moderna. De este modo le dio a la posición anticomunista de Zhivago una autoridad imponente. Shakespeare nos habría dado los torpes y quizá mediocres poemas líricos de un médico rural. Pasternak hace trampa».

El argumento me parece sofista. Es también profundo.

George Steiner
Churchill College, Cambridge