© Sean Mackaoui
Todo lo que escribe es
como un solo mensaje interminable en el que, entre disculpas y frases de cortesía, posterga una y
otra vez la cita que tenía consigo mismo.
Amigos como anclas, sí,
pero que nos permitan oscilar, movernos con la marea.
Inventa personajes de
ficción para que hagan de árbitros o mediadores entre los vivos, para permitir
que hablen entre sí.
Nunca está donde se le
espera. No se le espera en ningún sitio.
Aún estás demasiado
lejos. Puedo verte de cuerpo entero.
1 comentario:
Me gustan tus hormigas blancas porque pasan, minúsculas y negras, pero van dejando un halo blanco que nos permite volver a ellas, a su aparente pequeñez de amigos que nos anclan y nos dejan libres, a la vez. Un abrazo, Jordi.
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