En una de las obras que hice en Lowestoft tenía que interpretar a
un borracho y salí a escena dando bandazos. El director alzó los brazos para
detener el ensayo.
–¿Se puede saber qué estas haciendo?
–preguntó.
–Interpretar a un borracho –dije
ofendido.
–Exacto. Estás interpretando a un borracho. Y yo te pago para que seas un borracho. Un borracho intenta
simular que está sobrio, y tú simulas estar borracho. Lo estás haciendo justo
al revés. [...]
Michael Caine, de su autobiografía La gran vida
2 comentarios:
Interesante reflexión...
Abrazo, Jordi. Espero que ya estés mejor.
La lucidez impagable del que sabe de qué habla.
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