lunes, octubre 10, 2011

monósticos / 11

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mano de Miles Davis, foto de Irving Penn


Sabía ver el mundo como si no estuviera en él.
Olvido, indiferencia, estas eran sus señas.
También piedad, a veces, una extraña ternura.
El piloto parpadeaba a ratos, con desgana.
No era cosa que debiera inquietarle.
Según el plan en curso, sobraban las urgencias.
Sin embargo, sentía un eco de los antiguos vínculos.
Algo se removía a tientas allá dentro.
Corrigió una palabra de su informe y se puso a esperar.
Siguió esperando mientras la Tierra giraba.
Si las piezas debían encajar, él no veía cómo.
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4 comentarios:

João A. Quadrado dijo...

[pausa e criação, silêncio e palavra na reinvenção do mundo,

dentro da mão!]

um abraço,

Leonardo B.

Ángel Muñoz dijo...

Jordi, espero no te moleste, pero con todo el placer del mundo me lo llevo a mi blog.

Jordi Doce dijo...

Cómo me va a molestar, Ángel...

Un abrazo, J12

Jordi Doce dijo...

Y gracias!