Sabemos a ciencia cierta que
entre los planes de Dios no está el que los hombres vivan en este mundo sin
trabajar; pero me parece no menos evidente que Su intención es que los hombres sean felices en su
trabajo. Está escrito que «con el sudor de tu frente» comerás pan, pero no «con
el dolor de tu corazón»; y descubro que, si por un lado, ríos infinitos de
miseria nacen de la existencia de gente ociosa que no hace lo que debe y que
despierta toda clase de conflictos en asuntos que no son de su incumbencia, por
otro, un río no menor de miseria nace de gente infeliz y abrumada por el
trabajo, por la sombría idea de trabajo que se forjan y que inoculan en los
demás. Incluso si esto no fuera cierto, creo que el hecho de que sean infelices
es por sí solo una violación de la ley divina, un síntoma de locura o de pecado
en su forma de vida. Ahora bien, para que alguien sea feliz en su trabajo se
precisan tres cosas: debe estar cualificado para su tarea; esta no debe ser
excesiva; y ese alguien debe sentir que la ha culminado con éxito; no una percepción
dudosa que necesite del testimonio o la confirmación de otras personas, sino la
certeza, o más bien el conocimiento, de que ha cumplido bien y de manera productiva
con su tarea, sin importar lo que piense o diga el mundo. Así pues, para que
una persona sea feliz no solo hace falta que sea competente, sino también que
sepa enjuiciar su propio trabajo.
El sueño imperativo, pp. 64-65.
4 comentarios:
Con la que está cayendo, mentiras de punta, creo que nos traes una reflexión muy pertinente.
Este texto lo voy a enmarcar y a colgar bien visible en la pared de mi habitación. Es una sensación que siempre he tenido, pero sin ponerle palabras. Gracias por traerlo aquí.
Ya lo creo que es pertinente. Cuando el trabajo se convierte en un bien tan precario que acaba marcando la línea divisoria entre el ser y el no ser social, es muy fácil confundirse y considerar un bien en sí mismo lo que muchas veces es sólo una tortura cotidiana. El texto de Ruskin, incluso desde su perspectiva religiosa y providencialista, es muy esclarecedor.
Hola Jordi, hace unos días te envié un mensaje por el FB. ¿Lo has recibdo? Un abarzo Osvaldo Picardo
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