Sale uno con la lluvia pisándole los hombros y descubre en el arcén un par de zapatos de mujer que el agua ha terminado
de arruinar. Cuesta pensar que alguien tire unos zapatos así a la calle.
Están entre dos coches, casi ocultos, y tienen algo de pájaro que ha
quedado muerto en el asfalto, un pájaro sucio y con las alas rotas. Nunca fueron
gran cosa, esas alas, pero al menos su dueña sabía emplearlas para dejar la
tierra un instante, pasar volando.
Bad Readers
-
Richard Powers’s new novel, Playground, features an artificial intelligence
resembling the new generation of “large language models,” like ChatGPT and
Gemi...
Hace 1 hora
2 comentarios:
Fantástico
que no sea uno solo.
Con alas puede ser más fácil pisar volando.
Publicar un comentario